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Ya tenemos plan de igualdad, ¿y ahora qué?

Rocío Carmona
Por Rocío Carmona el jueves 16 de marzo de 2023
Técnica de Igualdad
Implementación, seguimiento y evaluación de los planes de igualdad.

Tras la aprobación de los últimos Reales Decretos en materia de igualdad entre mujeres y hombres, cada vez son más las empresas, organizaciones y administraciones públicas que han aprobado planes de igualdad adaptados a las nuevas obligaciones legislativas. No obstante, aún hay un largo camino por recorrer para que todas las organizaciones den cumplimiento a la obligación de tener planes de igualdad.

En el caso de las empresas, los datos aportados por el Ministerio de Trabajo indican que sólo 1 de cada 3 empresas españolas de más de 50 trabajadores/as cuentan con dicho plan.

El porcentaje es aún inferior en las corporaciones locales según el reciente informe elaborado por CCOO sobre los ayuntamientos con planes de igualdad aprobados, que indica que de los 8.131 ayuntamientos que hay en España, solo 235 disponen de planes de igualdad. Es decir, menos del 3%.

A pesar de estos datos, cada vez son más las organizaciones que consiguen diseñar, aprobar y registrar planes de igualdad. Aunque para muchas de estas organizaciones el trabajo más duro ha finalizado, el desarrollo del plan de igualdad comienza ahora.

Ya tenemos plan de igualdad, ¿y ahora qué?

El principal reto tras la aprobación de un plan de igualdad es ponerlo en marcha y contar con los recursos humanos, materiales y económicos suficientes para cumplir con los objetivos, medidas y cronograma acordado. Además de la implantación, deberán realizarse las acciones de seguimiento y evaluación según el calendario establecido en base a lo descrito por normativa.

Para poder llevar a cabo adecuadamente la fase de implantación, seguimiento y evaluación de los planes de igualdad, es esencial:

  • Contar con un compromiso real por parte de la Dirección, persona u órgano responsable último de la organización que contemple la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres como valor y principio vertebrador y no sólo como un trámite u obligación normativa que concluye con la aprobación del plan de igualdad. Sin un compromiso real, es probable que el plan aprobado no se implemente en su totalidad ni cumpla con los objetivos definidos y aprobados por la comisión negociadora.
  • Disponer de personas formadas y con la capacidad suficiente para implantar las medidas diseñadas dentro de la organización o contar con apoyo externo especializado durante la fase de implantación, seguimiento y evaluación del plan. Para ello, las medidas prioritarias deberían orientarse a dotar de la formación y capacitación necesaria a las personas responsables del PIO (comisión de seguimiento, órgano responsable de la igualdad, comisión instructora de protocolos, PRL, Dirección, mandos intermedios, etc.). La formación deberá ser específica y adaptada en función del perfil de las personas y sus funciones: formación específica sobre sesgos de género en los procesos de selección y promoción, formación en comunicación no sexista para personal de marketing y comunicación, formación específica en materia de acoso sexual y por razón de sexo para la comisión instructora de los protocolos, etc.

En el caso de las corporaciones locales, deberán incluirse en el programa formativo capacitaciones que permita cumplir con el mandato de transversalizar el principio de igualdad y dote a las personas responsables de los conocimientos y herramientas necesarias para ello (comunicación no sexista, desagregación y tratamiento de datos por sexo, evaluación de impacto de género de normativa, cláusulas de igualdad en la contratación pública, etc.).

  • Disponer de los recursos necesarios para llevar a cabo las medidas teniendo como referencia el calendario o cronograma previamente diseñado y contenido en el plan de igualdad. Será necesario prever los recursos necesarios para la implantación de cada medidas y llevar a cabo el seguimiento adecuado de las mismas para garantizar su correcta implementación, conocer su alcance y resultados y evaluar su impacto.
  • Diseñar y/o adaptar las herramientas requeridas para el seguimiento y la evaluación. Es importante prever e incluir en nuestro cronograma cuándo tendrán lugar las reuniones e informes de seguimiento y evaluación y disponer de las herramientas necesarias para ello: ficha de seguimiento de medidas, modelos de informe de seguimiento y evaluación, modelo de encuestas o guiones de entrevistas, etc.

Uno de los principales problemas para desarrollar las evaluaciones obligatorias de los planes es no haber contado previamente con las herramientas de seguimiento necesarias para poder realizar la evaluación posterior, siendo necesario dedicar especial atención al seguimiento desde el momento de inicio del periodo de vigencia del plan.

  • Concebir el PIO como un documento vivo que puede adaptarse en función de los avances y hallazgos durante la fase de implementación y seguimiento. Una de las funciones de las comisiones de seguimiento es la de identificar cuándo es necesario adaptar, modificar y revisar el plan de igualdad en función de los obstáculos, imprevistos y resultados de la implementación. Es habitual que en el diseño del plan se cometan errores o deficiencias que sean detectadas una vez comienza la fase de implementación. Por ejemplo, comprobar que la ficha de medidas diseñada no está completa, tener que sustituir a alguna persona de la comisión de seguimiento o no haber previsto ciertos recursos necesarios para la implantación. En este sentido, debe entenderse el plan de igualdad como un documento vivo que puede adecuarse en función de los hallazgos durante la implantación y seguimiento en aras de poder cumplir con los objetivos marcados. Para detectar esas necesidades de revisión o modificación será necesario haber llevado un seguimiento adecuado del mismo que nos permita detectar lo que puede estar fallando, faltando o requiere ser adaptado.
  • Habilitar mecanismos y canales para la participación de la plantilla en la implantación, seguimiento y evaluación del plan con el objetivo de generar un sentimiento de pertenencia con el proyecto que se inicia y completar la información que pueda recogerse a través de las herramientas de seguimiento y evaluación prediseñadas por la comisión de seguimiento.

Como te habrás dado cuenta, el trabajo no termina con la firma del plan y son muchas las acciones y la carga de trabajo asociada a su correcta implementación, por lo que desde Criteria recomendamos contar con una figura o comisión de igualdad en las empresas y corporaciones con la formación necesaria o, en caso contrario, contar con el apoyo y asesoramiento externo de empresas especializadas en la implantación de medidas de igualdad entre mujeres y hombres que apoyen, acompañen y respalden a la comisión negociadora a través de su conocimiento y experiencia técnica.

En Criteria, contamos con profesionales con experiencia tanto en la implantación de planes en empresas como en organizaciones locales. Infórmate y te haremos una propuesta detallada y personalizada en función de las necesidades específicas y fase en la que te encuentres.

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