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Qué es el lenguaje inclusivo y como aplicarlo

Desde una perspectiva de género, al hablar de lenguaje inclusivo nos referimos a aquél que da el mismo peso a mujeres y hombres, manifiesta la existencia de ambos sexos y permite a ambos nombrarse y expresarse plenamente.
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Cristina Fontanet
Responsable de Marketing y Comunicación

El lenguaje inclusivo da el mismo peso a mujeres y hombres

Hace ya algunos años que, desde múltiples sectores de la sociedad, se reclama la necesidad de modificar determinados usos de la lengua, con el fin de erradicar el sesgo discriminatorio que contienen (sexismo, androcentrismo, racismo, clasismo, etc.). 

Los diferentes lenguajes que permiten la comunicación (lengua oral y escrita, lenguaje visual, gestual o auditivo) se transforman, evolucionan porque la sociedad lo hace, porque son una manifestación cultural y, por tanto, responden a las realidades históricas y sociales de cada momento. 

Desde una perspectiva de género, al hablar de lenguaje inclusivo nos referimos a aquél que da el mismo peso a mujeres y hombres, manifiesta la existencia de ambos sexos y permite a ambos nombrarse y expresarse plenamente. Es un lenguaje libre de sexismo y de androcentrismo, que no discrimina ni invisibiliza a las mujeres. 

El androcentrismo es una comprensión del mundo y de la realidad, llevada a cabo únicamente desde la perspectiva masculina, presentando la experiencia masculina como eje central en la experiencia humana y como patrón universal. 

Un ejemplo de androcentrismo sería la ausencia de figuras femeninas en los libros de historia (por una lado, debido a la invisibilización de figuras femeninas históricas fruto de una sociedad tradicional patriarcal y, por otro, debido a una concepción de la historia en la que las tareas feminizadas no han sido consideradas dignas de ser destacadas). 

El androcentrismo tiene importantes repercusiones en las formas de comunicación, situándose en la raíz de ciertos usos del lenguaje que tienden a excluir o a invisibilizar a las mujeres, como puede ser el uso constante del “falso genérico masculino”. 

En la lengua española (del mismo modo que en muchas otras lenguas) se ha asumido el uso del genérico masculino como equivalente a un genérico neutro. Esto no es totalmente cierto, sino que se trata de un falso genérico que contribuye a la configuración mental de imágenes masculinas que excluyen a las mujeres. 

Un argumento que en ocasiones se utiliza para justificar el uso del genérico masculino es la necesidad de aplicar la norma de economía del lenguaje, es decir, utilizar el mínimo de palabras necesarias para expresar una información. 

En primer lugar, cabe decir que el principio de economía del lenguaje no es aplicable en todas las ocasiones: un libro de texto que pretende hacer una explicación didáctica, por ejemplo, debe utilizar las palabras necesarias para que el alumnado pueda comprender los contenidos presentados. 

En segundo lugar, la economía del lenguaje debe ser entendida como un mecanismo práctico adoptado por una comunidad de hablantes o personas que se comunican, pero nunca como una herramienta para eliminar a las mujeres del lenguaje, para hacer que siempre sea la misma parte de la realidad la que no quede representada. 

La comunicación de una empresa, organización o institución es socialmente responsable cuando tiene en cuenta el impacto que genera sobre toda aquella persona o entidad con la que se relaciona: personas trabajadoras, clientela, empresas proveedoras, comunidad en la que se encuentra inserta y sociedad en general. 

Por ello debe tener en cuenta: 

  • Facilitar un acceso igualitario a la información a todo el conjunto de la plantilla. 
  • Erradicar el uso androcéntrico y sexista del lenguaje. 
  • Eliminar imágenes sexistas que no perpetúen roles y estereotipos de género de todos los elementos que constituyen la comunicación corporativa (web, intranet, revista interna, etc.). 

A continuación presentamos una lista de posibles fórmulas no inclusivas con las posibilidades inclusivas equivalentes que pueden servir de ayuda para la realización de textos o comunicados. 

El uso de formas dobles (el/la camarero/a) suele ser evitado al considerarse que dificulta la legibilidad del texto, en el caso de la lengua escrita, o entorpece el discurso, en el caso de la lengua hablada. A pesar de ello, se trata de una fórmula válida, preferible al uso de lenguaje androcéntrico.

Es importante recordar que el uso del símbolo «@» (camarer@) no se considera válido a nivel formal, aunque es posible utilizarlo de manera informal, o en la comunicación interna de una organización, y es correcto usarlo incluso de forma intencional en la publicidad.

Esperamos que todas estas recomendaciones sean de utilidad y que con la implicación de todas las personas consigamos un entorno más inclusivo e igualitario.

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